Desde hace años, estos vigías creados por el ser humano, rondan el planeta en busca de datos y patrones importantes sobre muchos factores que relacionados entre sí, ayudan a comprender y predecir las causas y consecuencias del cambio climático.
Satélite CALIPSO: Fue diseñado conjuntamente por la NASA y el CNES, es un satélite de órbita cercana a la tierra (700 – 800 Km; orbita polar). Su papel es estudiar la nubosidad y la cantidad de partículas suspendidas en la atmósfera hasta 30 Km. de altura, datos de gran interés para el estudio de la evolución del clima y la calidad del aire de nuestro planeta. Cuenta con algunas limitaciones: interferencia de la radiación solar, con lo cual los perfiles obtenidos durante la noche son más precisos que los diurnos y no detecta partículas debajo de las nubes, entre otras.
Satélite CLOUSAT: Pertenece a la agencia espacial estadounidense, se envió al espacio junto con el CALIPSO el 26 de Abril del 2006, se encuentra por lo tanto en la órbita polar. Estudia las formas de las nubes, las variaciones en aerosoles, lluvia ligera, moderada e incluso nivel de congelación; a partir de estas mediciones se desarrollan modelos sobre posibles efectos del cambio climático, gracias al radar de longitud de onda milimétrico que lleva incorporado. Se encuentra a 706 Km. de altura.
Satélite AQUA: El principal papel de éste es estudiar el ciclo hidrológico, incluyendo la evaporación de los océanos, precipitaciones y cobertura de hielo-nieve. Por lo tanto es un satélite complementario a los anteriormente descritos en cuanto al estudio de las condiciones climatológicas de nuestro planeta. Fue lanzado el 4 de Mayo del 2002 y se encuentra a 700 Km. de altura. Posee una gran resolución (250 metros).
Satélite SMOS: Está integrado por una sonda cuya misión es recuperar datos sobre la humedad del suelo y la salinidad de los océanos. Se lanzó al espacio el 2 de Noviembre del 2009. La información que recopila es enviada al Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC), ubicado en Madrid. Sus mediciones son útiles para realizar predicciones a escala global sobre temperatura y precipitaciones, controla la humedad de la tierra con una exactitud muy buena (4%), mejor que la de otros satélites debido al sistema MIRAS que lleva incorporado (69 pequeñas antenas receptoras), información que finalmente se traduce en mapas de sequías muy valorados por los agricultores.
Satélite AURA: Se lanzó el 15 de Julio del 2004, a una altura de 705 Km. Está dedicado al análisis de la atmósfera (composición, reacciones químicas y dinámica atmosférica), en particular registra todas las variaciones globales diarias que tienen lugar en la capa de ozono atmosférica, incluyendo las sustancias contaminantes.
Satélite PARASOL: enviado al espacio por la Agencia Espacial Francesa (CNES) el día 18 de Diciembre del 2004, tiene como misión estudiar las propiedades radiactivas (polarización y anisotropía) de las nubes y los componentes atmosféricos. Actualmente este satélite se encuentra ya fuera de la orbita «Train- A», en la que se encuentran los satélites encargados de medir las variaciones climatológicas en nuestro planeta.
